19 de diciembre de 2010

DESPEDIDAS, BIENVENIDAS Y REGRESOS

Hace un mes que falta, hace un mes que dejó de respirar, de vivir, de ser ella. Elvira, la de los ojos verdes, la de las comidas familiares, la de los bizcochos para las nietas, la de las croquetas ricas de toda la vida, la que subía los bajos de los pantalones, la que me recriminaba no comer mejor, la que se preocupaba cuando llegaba tarde a mi casa en Madrid por si me secuestraban, la que me quería diciéndomelo cuando me preguntaba “¿Y cuando vienes?”.

Simplemente se quedó dormida unos días antes, sin darse cuenta de todo el amor que la rodeaba. Dejó de respirar, así, en un segundo y se me vino el mundo encima. Lo esperaba, sabía que se estaba yendo, que no quería luchar más de todo lo que había luchado y era justo pero doloroso. Ver sus ojos cerrados para siempre, algo tan natural como la muerte nos tocaba de lleno, una muerte anunciada, un luto pasado durante el último año, un hacerse a la idea de que ella ya no era ella. Fue una luchadora, una mujer independiente a su manera, una mujer que educó a sus hijos como creyó mejor y que acertó. Era una madre pero ante todo era una mujer que siempre estará aquí donde yo estoy.

Cuando el dolor de su ausencia es difícil de soportar, me da por recordar todos los besos y las caricias que le prodigué y todos los “te quiero, te queremos” que le dije sin cansarme. Entonces siento claramente el calor de sus manos en mi cara, su piel suave y su mirada llena de cariño y de gratitud. Y me compensa, me consuela.
Este amor no acabará nunca
me lo enseñaste con silencios
Las palabras no dichas
tatuaron lo que soy y seré
contigo
manteniéndote siempre
al ladito de mí
Pero la vida no para, hay que seguir respirando, aunque lo único que te apetezca es esconderte con tus lágrimas y tus maldiciones hacia la muerte, amiga del que se va, enemiga de los que se quedan.

Y aquí estoy, en mi espacio abandonado, limpiando los rincones, colocando de nuevo las figuras en sus estantes, reconciliándome y recordando a mis amigos blogueros a los que me hubiera gustado tener más presentes. Y llegando a este punto no puedo olvidarme de un bloguero en especial al que también he tenido que despedir con mucho dolor. Julio, mi querido Julio, ese hombre del eterno optimismo, el que manifestaba que lo más importante está en nuestro interior, el que siempre tenía palabras de ánimo, ese imprescindible también se ha ido, casi en silencio y por sorpresa. Te echaré de menos Julio, compañero, pero seguiré teniéndote presente, leyendo tus reflexiones en ese libro que me regalaste y que me acompañará siempre.

Cuántos adioses… Aunque siempre hay bienvenidas y hay una que este año me ha alegrado mucho. Marta, esa niña preciosa, hija de mis amigos Tamara y Enrique, esa que va a llenar de historias su mundo incontable y a la que me gustaría achuchar y decirla que tengo suerte de tenerla entre nosotros. Quiero publicar mi regalito a esta sobrinita putativa (si, suena fatal pero según la RAE asíN se define), sin el permiso de mis vecinos y amigos:

Mastorzuelos! Exclamó el Castor sorprendido
Aquí está, ¡ya ha llegado y yo con la madriguera
Revuelta y con la comida sin hacer!
Tranquilo castorcete, es hora de recibirla
Alegre y contento porque comienza una nueva aventura.

Correrá por el barrio, por la arena, por el campo
A saltos recorrerá el mundo, sin miedo
Lo sé, lo aseguro, será una muchacha feliz
Dormirá soñando con miles de soles
En cada rincón tendrá un amigo
Rostro alegre la llamará nube azul
Amada niña todos los que la conozcan
Transparente sueño quien la ame de veras.

Respira niña, ya estás aquí, te esperábamos
Olvidándonos un poco de nosotros mismos
Saludando a ese nuevo camino que comienza
Orgullosos de estar un rato a tu lado
No dudando que llegarás donde quieras llegar


Bueno chic@s, compañer@s de camino, no sé cuánto tiempo me costará recuperar todo lo aparcado hace un tiempo pero quiero volver a algunas rutinas que me llenan y me resultan casi imprescindibles como visitar vuestros espacios y sobretodo compartir mis ganas de escribir.

Ya solo añadir un “gracias” público y sonoro a tod@s mis amig@s que están ahí, cerquita física y telefónicamente. Gracias por sus ánimos, por su apoyo, por su compresión, por su preocuparse por mí. Pues eso GRACIAS (aibalahostiapues! ;)