29 de septiembre de 2008

Tiempo relativo



Saludando la tarde oscura
a lomos de una tristeza
hallé un consuelo transitorio
y sonreí con rostro nuevo

Llega a mi alma el consuelo
de que los días se suceden
calmo mi angustia
por una ausencia que
declarada
aguarda al momento más inesperado

Susurros de un momento que pasó
certezas del rato que pertenece
ilusiones de horas que llegarán
a pasar sin más
pero con la dicha
de ser nuestras.



Se sigue en la lucha,
se avanza lentamente,
se mantiene la ilusión cambiante.
Algún día miraré atrás
y espero tener tantos días para atesorar
que necesite otra vida.

24 de septiembre de 2008

Tu sombra, la soledad y yo


Eran las cuatro de la tarde
cuando apareció tu sombra
a visitar mis rincones aburridos

Soledad silenciosa, intransigente
pidió otra copa
y bebimos nuestras penas
tu sombra, soledad y yo

Nuestras lágrimas terminaron
de calmar la sed
de respuestas
que no tenían preguntas

Repite tu visita a mi casa
cuando la soledad
me deje un rato
porque últimamente
está dando lecciones de fracaso

Acelera el ritmo
de los besos ausentes
para acercar más tu aroma
Respiraré el olor de tu risa
el tacto de tus labios
consumirá mi deseo

Hazme sentir la vida
que, dicen, merezco
pero no me digas
por donde debo tirar

Abrázame y di
a mi oído sediento
que no te irás nunca

Quiero soñar
mi parcela de amor garantizado
el euribor
con interés variable

22 de septiembre de 2008

Malditos cobardes


En un lunes tan triste como el de hoy repito los versos que ya escribí en su día y que NUNCA me cansaré de repetir.

Pero seguiremos luchando
para cambiaros las tornas
para situarnos frente a vosotros
aun cuando nuestra nuca peligre.

Itsaropena apurtzen duzue
baina hemen gaude
NAHIKOA DA ohiukatzeko

Habeis roto la esperanza
pero aquí estamos
para gritaros BASTA YA!

Luis Conde ha sido vilmente asesinado.

19 de septiembre de 2008

El honrror de ser Mary


Vaya por delante mi admiración por ellas, esas mujeres que tan pronto te cosen un bajo, como te fríen un huevo, como cuidan a los hijos o nietos sin que un pelo de peluquería del viernes las despeine y sin que las ojeras se les noten apenas. Y no lo digo en tono irónico, que no, esto es un escrito sobre mi admiración y mi negación vital en ser como ellas. Desisto, lo intento pero desisto

Soy, hoy por hoy, un animal solitario. Tengo mi guarida, mi leonera particular, que es donde me refugio día a día de las inclemencias del mundo y me va bien. Los viernes mi casa es un desbarajuste de papeles por doquier, algún plato, miguillas, un vaso medio lleno sobre la mesa, más papeles, libros y discos desperdigados por el salón. Agradezco el tamaño de mi apartamento ya que a superficies más grandes caos más grande con lo cual, mi pequeño caos tiene límites controlables.

Es el sábado el día de zafarrancho de combate. Recojo, limpio, adecento y… me canso. Me detengo y miro a mi alrededor. Si consigo ver la mesa del salón y sentir que los suelos no son rugosos sino lisos y algo brillantes, respiro con alivio y descanso, negándome a mirar hacia la pila de ropa sin planchar. Me confieso persona de plancha de supervivencia, es decir, se plancha cuando se necesita y se necesita cuando… no hay nada planchado.

Si, se puede decir que soy un total desastre, pero me va bien conmigo misma, me acepto, me tolero y no llego a la crisis. Y si alguna vez llega, que a veces llega la muy…, entonces limpio como si me fuera la vida en ello y en horas vuelvo a mi ser natural, el de mi particular caos.

Pero por necesidades personales he tenido que coger por banda el puesto de ama de casa vacante. Era todito para mi, así, sin anestesia ni nada , y he comprobado científicamente que no es lo mío.

Eso de tener una casa a tu merced donde se limpia, lava, plancha, compra, cocina, asiste, y que ¡oh dios! se desayuna, se come y ¡hasta se cena! todos los días ha sido toda una avalancha de tareas que he esquivado durante años hasta hoy. Y lo he hecho, lo estoy haciendo, todos los días porque hay que hacerlo, porque es así, porque en mi casa es como el respirar y porque hay más gente que vive bajo el mismo techo.

Llevo días en los que las horas parecen de 15 minutos, las mañanas se acortan de una manera vertiginosa y hay una serie de tareas que se vuelven tiránicas para alguien como yo. Por ejemplo en el tema de las comidas.

Siempre me he defendido haciendo algún guiso de vez en cuando para subsistir y que la anemia no me ataque. Las épocas de alimentación equilibrada suelen comenzar todos los lunes que inicio dieta; 5 comidas con sus correspondientes ensaladas, pescados blancos, pechugas a la plancha y frutas. Esta alimentación acaba siempre los martes a la hora de comer. Cosas de los ciclos y de que cuando oigo la palabra régimen me entra un hambre…

El caso es que ahora tengo que hacer comidas sanas y completas léase; cocidos, patatas guisadas, arroces, pasta de vez en cuando. Hasta ahí todo bien, se me resiste el puré de verduras pero no se me da del todo mal. Ahora vienen los segundos platos en los que, excepción hecha de los filetes empanaos de toalavida que no dan más problema que las primeras 500 primeras veces, se complican un poco más como por ejemplo los guisos de pollo o de conejo.

Ingredientes:
  • Cebolla, pimiento rojo y pimiento verde (para elaborar una buena ikurriña pochada)
  • Ajos, sal, un poco de tomillo y…
  • pollo / conejo troceado


Pues si, lo confieso, he tenido serios problemas con esos animales domésticos. Siempre pido al carnicero que me lo trocee para guisarlo peeeeeeero, el otro día me lo trajeron enterito, así, con toda su anatomía perfectamente completa. Solo de verlo comencé a sudar porque ni en la escuela ni mucho menos en la facultad me enseñaron anatomía de animales de consumo humano con lo que no sabía muy bien cómo atacar a esos pobres y completamente desnudos animalitos.

Cuento con mi buena voluntad y con mi consabida cabezonería. Repetí mentalmente “¡ánimo que tu puedes!” y, machete en mano, empecé mi labor anatómico-forense con ese bloque de carne y huesos.

Inenarrable chicos. Hubo un momento en el que parecía la carnicera de Milwaukee machete en mano y un precioso cuadro rojo impresionista en pared, mandil y cara. Eso sí, conseguí un pollo y un conejo de 3 raciones cada uno.

Sigo pensando en cómo no se les ha ocurrido a nuestros próceres de la educación incluir una asignatura en la que se enseñen cosas como coser botones, cambiar enchufes, poner apliques en el baño, utilizar el maldito taladro e, insisto de nuevo, anatomía de animales de corral. Nos ahorraríamos muchos sofocos, de verdad.

En fin, el caso es que he aprendido mucho estas semanas de mary por horas. He estado viviendo casi tres meses en el vecindario de mis padres donde regreso solo por unos días como “visita” y me los he encontrado a todos más viejitos y achacosos. Antes hablaban de los hijos, de las otras vecinas, del tiempo y de las épocas de los cultivos de los tomates pero ahora sales a la calle y si te encuentras con alguien te narra sus dolencias, medicinas y las pruebas hospitalarias que llevan en el cuerpo (por cierto ¿alguien sabe la diferencia entre un scane y una resonancia?).

Sin ir mas lejos, el otro día me encontraba guisando un pollo (el segundo puesto en descuartizamiento conseguí ese día). Tenía varias cosas al fuego, me sentía como el Arguiñano controlando todas las ollas y sartenes a la vez. Salí a la huertecilla que tienen mis padres detrás de la casa a coger un poco de perejil. En eso estaba cuando me encontré con mi vecina (llamémosla María) y cometí el craso error de preguntarle por su marido al que veo andar dificultosamente con unas muletas. Ella que se ve que tenía ganas de hablar, comenzó a narrar las pruebas y molestias que tenía el buen señor. Reconozco que no la estaba escuchando, solo tenía en la mente las pechugas de pollo que tenía al fuego y en cómo cortar a la buena señora. Con toda la amabilidad del mundo me descubrí diciendo lo siguiente:

- ¡Ay María hija! ¡Te tengo que dejar que me he dejado la sartén al fuego!!

Fue escucharme decir esa frase y entrar en shock. No exagero. Sentí que salía de mi cuerpo y me veía con la bata y el mandil liada con cuatro fuegos y pendiente de que acabara la lavadora mientras tenia la aspiradora puesta y...

Fue una experiencia de esas extrasensorial en la que no creía lo que estaba viendo y menos lo que acababa de pronunciar. Nunca en la vida pensé en que esa frase saliera de mi boca pero así fue. Aún ando recuperándome.

Se que regresaré a mis dominios pronto y mi ser natural saldrá de nuevo, pero estoy tocada por el espíritu de la mary que llevo dentro. Estoy marcada y llena de trucos de cocina, formas de dejar los azulejos más brillantes y la ropa mucho más blanca.

Aunque no llegará la sangre al río. Ser maru y yo son conceptos incompatibles y creo que soy incorruptible en ese punto.

Escribo esto porque me sienta bien reírme un poco de mi misma, suelta mucho lastre, así que mis devaneos seguirán surgiendo. Anden con cuidado y si necesitan algún consejo sobre el hogar no duden en preguntarlo (¡y luego me lo cuentan!).

14 de septiembre de 2008

Una tarde de septiembre

Hace frío
los huesos se resienten
tiemblan por dentro

Restos de tristeza
se encargan de anclarme
a los días que pasan
agradecidos solo de estar

Las nubes dibujan
un mapamundi mudo
sobre la oscurecida tarde

El viento pretende
despejar las malas noticias
Las nubes perpetúan
la realidad indigerible

El día se enlutece
como la viuda resignada
Todo se recoge
en la guarida silenciosa

La tarde muere
con la calma del Ave Fénix
como lo hace septiembre
y las testarudas nubes

Hay algo de nostalgia
en septiembre
con su olor a cuaderno virgen
a expectativa inerte
de rutina renovada

Septiembre
sempiterno y sediento septiembre
amable y reiterado septiembre
se indulgente y bondadoso
renueva tus repertorios
que comienzo de nuevo
la colección de mi vida
y siempre me falta
el mismo fascículo

Foto obtenida de la página Concursos de Fotografía Ojodigital

2 de septiembre de 2008

No me llames loca

No estoy loca

No, no lo estoy

Dicen que desvarío
que mi mirada es turbia
que moriré por mi locura
pero no comprenden nada

Si vieran lo que yo

Si me creyeran

Descubrí a esa araña,
allá en la esquina
tejiendo su espacio

No la pierdo de vista
vislumbro en su telar
mi pasado

Enlaza un error con un acierto
un amor con un olvido
el sueño con la desidia
el beso con el quizá

Es como si tejiera un rostro
pero sé que no está
Me gusta imaginarle
en cada hilo de seda
aunque olvidé quien es

No, no me llames loca

Ellos miran sin ver

Es mi semblante
el sentir
de lo parido
masticado
deglutido
digerido
sintetizado
expulsado

Viví
amé
lloré
reí
sufrí
gocé
tanto, tanto, tanto
que ya no hay más

Ahora dejo vagar
mis suaves pupilas
tras las patas de esa araña
recorriendo su hogar

He visto mi presente
entre sus hilos
prendido
prisionero
inquietante

Ella me tiene y lo sabe
Teje y teje incansable
Y mis ojos
exhaustos y febriles
siguen su trayectoria

No estoy loca, no

Estoy presa de su baile
tango entretejido
que me domina
Ha construido su espacio
con los escollos vivos
que aún me quedan

No es locura lo que tengo

La araña sigue ahí
teje que teje y teje
Terminará su morada
alumbrando mi futuro

Esa soy yo
la que está presa
en la cordura
que a ellos
les mantiene estáticos
como figuras de cera

Pues moriré
Si
Acaso loca
Está bien
inexorablemente loca
pero tejida
tejida y viva



Hace unas semanas leyendo una revista este cuadro me llamó la atención, más bien la mirada de la mujer retratada en el mismo y no he podido parar de darle vueltas hasta escribir algo, porque esos ojos... no me dejaron indiferente.

The woman with Gambling Mania de Theodore Gericault